El gasoducto Midcat es un proyecto que se inició en el 2010 y cuyo objetivo es comunicar la región de Midi, en Francia con España, a través de Cataluña (de ahí su nombre Mid-Cat), para el transporte de gas natural.
El motivo principal de la construcción del Midcat era doblar la capacidad de transporte de gas entre ambos países y poder proveer a Europa del gas importado desde Argelia a España.
Objetivos del gasoducto Midcat
El desarrollo del Midcat no era algo un proyecto aislado, más bien al contrario, ya que iba a formar parte de algo mucho más grande, teniendo el gran objetivo de dar una solución alternativa a la importación de gas por parte de los países europeos, y así reducir su dependencia de países exportadores como Rusia.
El proyecto se planteó como una extensión del ya creado gasoducto Argelia-España, Medgaz, el cual conecta las costas de España y Argelia a través de las ciudades de Almería y Béni Saf respectivamente. La infraestructura comienza desde la ciudad de Hassi R´Mel y llega hasta Béni Saf, desde donde abandona África para adentrarse en Europa a través de Almería.
Una vez ya en España, el trazado transcurre por varias ciudades como Cartagena, Paterna, Sagunt, Martorell y Barcelona, hasta llegar a Hostalric, desde donde debería adentrarse en Francia a través de la ciudad de Barbaira, situada en el lado francés de los Alpes.
Situación actual del Midcat y los gasoductos en España
En la actualidad, el gasoducto no ha sido terminado y se encuentra paralizado. En 2019, después de varios veredictos por parte de la CNMC y su homólogo francés, se decidió paralizar el proyecto.
En su no finalización, también hubo otros agentes que no vieron con buenos ojos y pusieron trabas para su buen desarrollo, como los comercializadores energéticos franceses, los cuales no mostraron mucho interés por adquirir el gas que se gestiona en la península ya que Francia cuenta con la energía nuclear para abastecerse energéticamente.
Sin embargo, desde que estallara el conflicto entre Rusia y Ucrania, los países europeos han comenzado a buscar distintas alternativas existentes para sustituir las importaciones de gas natural ruso y la dependencia energética de la UE.
Esto ha hecho despertar el interés por el Gasoducto Midcat y su desarrollo a través de Europa. Sus defensores abogan por su finalización debido a que la península cuenta con una escasa conexión con el resto de Europa y piensan que puede ser muy beneficioso el desarrollo de esta conexión.
Asimismo, hay que tener en cuenta que España, a pesar de que no sea un país productor, si es un país importador y tiene muy buenas infraestructuras para recibir gas.
Por un lado, en cuanto al gas natural, cuenta con los dos gasoductos provenientes de Marruecos y Argelia en el sur de España.
Por otro lado, en España se cuenta con muy buena infraestructura para recibir y almacenar gas licuado. Es por ello por lo que se quiere fomentar su desarrollo a través de Europa, con el fin de aprovechar la capacidad de España en esta materia y que Europa no tenga tanta dependencia del gas que proviene de Rusia.
Además, desde hace unos años, en España se ha apostado por la construcción de diferentes plantas regasificadoras. La función de estas es convertir el gas licuado que llega por vía marítima, desde países como EEUU o Nigeria, en gas natural para luego su posterior distribución.
Plantas regasificadoras en España
A lo largo y ancho de la península, contamos actualmente con 6 plantas regasificadoras activas:
- Bilbao
- Mugardos
- Huelva
- Cartagena
- Sagunto
- Barcelona
- Y la regasificadora El Musel paralizada
Además, en España se cuenta con una gran red de distribución, lo cual aporta mucho músculo para desempeñar un papel relevante en cuanto al suministro de gas. Este hecho es uno de los principales alicientes y por los que ha ganado atractivo el proyecto Midcat en 2022.
En un principio, el interés que sustentaba el proyecto era poder transportar el gas proveniente de África.
Sin embargo, en este momento el interés es doble, ya que también se podría transportar y proveer a Europa de gas por otra vía distinta, de tal forma que también se podría transportar a Europa gas natural proveniente de las plantas regasificadoras situadas en España.
Aunque actualmente hay dos gasoductos que conectan España con Francia, a través de Irún (en el País Vasco) y de Larraun (en Navarra), la capacidad de ambos es muy limitada y no pueden ser ampliados para dar salida al gas que se gestiona desde la península. De ahí la importancia del desarrollo del gasoducto Midcat.
Problemática del gaseoducto Midcat y diferentes perspectivas de futuro
Uno de los principales problemas que perjudican la consecución del proyecto del gasoducto Midcat es el tiempo. Se estima que, si se decidiera reactivar su desarrollo y finalización, este podría demorarse unos 5 o 6 años, tiempo en el que algunos detractores afirman que se podrían buscar otras opciones o alternativas para las demandas energéticas del viejo continente.
Igualmente, los ecologistas también han intentado lastrar este proyecto ya que no ven con buenos ojos el desarrollo de infraestructuras para seguir abasteciendo y fomentando el uso de recursos fósiles, lo cual va en contra del Acuerdo de Paris, donde se acordó la reducción de emisiones a la atmósfera para luchar contra el cambio climático, y por lo tanto, no va en la línea de la transición a energías verdes, limpias y sostenibles.
Está previsto que para el 2050 el consumo de gas se haya visto reducido al mínimo, lo cual implicaría que el desarrollo de este tipo de infraestructura no vaya a tener una larga vida útil, lo cual también juega en su contra.
Gaseoducto BarMar, alternativa al Midcat
En octubre de 2022, Francia y España han firmado un acuerdo por el cual se va a empezar a desarrollar un gaseoducto que conecta la península con el resto de Europa. El proyecto ha sido bautizado como Gaseducto BarMar debido a las ciudades que conecta, Barcelona y Marsella.
Esta nueva alternativa tiene como objetivo conectar el gas procedente del norte de África a través de la península Ibérica y poder proveer de gas natural a los países europeos más necesitados de energía.
Se trata de un proyecto muy ambicioso y que, sin duda, resulta una gran oportunidad para España como hub energético y estratégico y sus relaciones con los países del continente europeo.
Alternativas verdes al gasoducto Ibérico
Además de las trabas por parte de los sucesivos gobiernos franceses, desde la UE se quiere seguir apostando por las energías renovables, las cuales todavía se encuentran en una fase de desarrollo y, aunque en muchos países ya ayudan a cubrir parte de la demanda energética de los mismos, aún es insuficiente.
Por lo tanto, muchos creen que es mejor brindar los esfuerzos que se fueran a invertir en el Midcat, o gasoducto Ibérico, en otros proyectos de desarrollo e impulso de las renovables, como son la energía solar, la energía eólica o el hidrógeno verde.
Otro proyecto que se ha puesto sobre la mesa, y que iría a la contra del Midcat es la idea de desarrollar un “gasoducto virtual” entre España e Italia. Este consistiría en transportar gas licuado desde la península hasta la ciudad de Panigaglia mediante transporte marítimo a través de buques pequeños.
En Italia cuentan con una planta regasificadora donde podrían realizar el mismo proceso que se hace en España para su posterior consumo en forma de gas natural.
En resumidas cuentas, el proyecto puede tener muy buena viabilidad en el corto plazo, dando solución a la gran dependencia por parte de Europa en materia de gas que tiene respecto de Rusia.
Sin embargo, son muchas las voces que claman en torno al desarrollo de propuestas energéticas más a medio y largo plazo, y de carácter verde y sostenible, por lo que no ven sentido a un proyecto de este tipo.
En Enenergy promovemos el uso de energías renovables a través de instalaciones de placas solares y sistemas de aerotermia pero se debe dar una transición energética paulatina en la que el gas natural tiene un gran peso en el camino.